viernes, 31 de diciembre de 2010

El hombre que se parece a la historia

Por Florencia Yanniello



La casa es pequeña, casi minúscula. La biblioteca se extiende por toda la pared de la única habitación que hace simultáneamente de dormitorio, de living y de cocina. Las repisas están colmadas de libros y videos de la SegundaGuerra Mundial. Una foto del Che Guevara y una de Neil Diamond adornan la cabecera del desvencijado catre.
En el patio Don Pinto le da de comer a “Charly”, un chimango que apreció con un ala lastimada y fue adoptado como mascota por el dueño de casa. Lo trata como un par, le habla, le da consejos; es su única compañía.
Francisco Pinto López vive en Bariloche desde los años setenta. Recluido en su humilde albergue pasa los días, solitario, melancólico y pensativo. Camina por las calles de tierra ofreciendo sus servicios; es carpintero, aunque cualquier changa le viene bien: cortar el pasto, podar algún árbol, hacer tareas de albañilería. Se da maña para todo.
Ahí va Don Pinto, saludando a la gente del barrio con su pegadiza tonada chilena. Ahí va, con la pala al hombro y las botas de goma, surcando los caminos australes de un país que le abrió las puertas y le cerró los sueños.
Ya pasaron 35 años desde que tuvo que dejar su país natal. El tiempo pasó lentamente, arrastrando recuerdos de su niñez en Chillehue -un humilde pueblo ubicado 120 kilómetrosal sur de Santiago-, de su curiosidad adolescente por el anarquismo, de su militancia obrera durante el gobierno de Allende, de su destierro y exilio en Argentina.
Ahora se refugia en trabajos domiciliarios y aprovecha para contar sus historias a quienes le prestan el oído por un rato. Tiene un humor sarcástico y le gusta mucho hablar.
“Don Alejandro, le cambio las copias de los videos por cortarle el pasto”, le dice a un vecino que se dedica a la producción audiovisual. Siempre le pide que le grabe documentales sobre la Segunda Guerra Mundial, una de sus obsesiones. “Me interesa desde sexto grado, cuando estaba en el colegio industrial se me pegó el tema”, cuenta siempre que lo interrogan sobre su fanatismo. A otro conocido le permuta su trabajo por el mecanografiado de unos manuscritos que aparentan ser una autobiografía. Le lleva con frecuencia las hojas manchadas, con una letra casi ilegible, para que le pase en computadora los fragmentos de una historia de vida cargada de ilusiones rotas y sinsabores, pero contada desde una óptica satírica.
Hace algunos años lloró la muerte de su inseparable compañero Panzer. El perro que llevaba el nombre de un tanque de guerra alemán, era más que una mascota, más bien encarnaba una extensión de Don Pinto. Desde ese momento anda sólo y nostálgico. Lo evoca en cada conversación y lo recuerda como a un amigo. El ave que tiene ahora en el patio no ha podido reemplazar a su aliado canino, con quien compartió los momentos más duros de su vida.
Se traslada de sus trabajos eventuales a su casilla, en donde pasa los días entre el vaho de la ropa sucia y la humedad de las paredes, toma vino en exceso y tiene severas dificultades cardíacas.

Ateo y anarquista
“Tiene cinco minutos para irse o le espera el pelotón del fusilamiento”. La voz proviene de un oficial alto y robusto que está interviniendo la mina “El teniente”. Es 13 de septiembre de 1973, hace dos días el General Augusto Pinochet derrocó a Salvador Allende, dejando huecos los anhelos de un pueblo que celebraba las medidas de un gobierno que había profundizado la reforma agraria, que luchaba por los derechos de los trabajadores y se convertía de a poco en el símbolo nacional del socialismo moderado.
El oficial repite las palabras y señala con su dedo a uno de los obreros de la mina. Lo acusa de ser allendista, lo tilda de subversivo. Francisco Pinto sabe por qué lo busca, sabe que estalló el golpe. Piensa, repasa sus años de adolescencia, cuando se escapaba a la madrugada a pegar con engrudo carteles con la inscripción “Ahora le toca al pueblo”, recuerda que se autoproclamó desde joven ateo y anarquista, sabe que está comprometido, presume el peligro.
Aquí comienza la carrera hacia el exilio. Luego tendrá que escaparse, viajará a Argentina, conocerá gente, pasará hambre, sufrirá el desarraigo. Cruzará la frontera con libros “prohibidos”, llorará la desaparición de compañeros. Se desempeñará como carpintero en San Luís, conseguirá trabajo en una central eléctrica, construirá puentes, será explotado por sus patrones. Sufrirá los abusos de la dictadura argentina, le marcarán con una “equis” su documento y pensará que el golpe argentino fue aún peor que el chileno.
Pero todavía no sabe nada de esto. Está en su puesto de trabajo desde hace 4 horas y un militar lo obliga a retirarse. Pinto cree que debe dejar el país. Y emprende su huida.


El cruce de los Andes
Cruzó la cordillera gracias Alfredo, un amigo que le ofreció llevarlo en auto hasta Mendoza. Cuando pasaron el túnel del Cristo Redentor se encontraron con un cartel que decía: ‘Bienvenido a Mendoza, tierra del sol, de Los Andes eternos y del buen vino’.
“Nos bajamos del auto y Don Alfredo me dio un abrazo y me dijo: ‘bienvenido Pancho, esta es tu nueva patria, esta patria te va a acoger sin preguntarte nada, te va a dar el pan y el trabajo’. Pero bueno, las cosas no salieron tan bien.”, cuenta Don Pinto revolviendo los recuerdos de aquella odisea que hoy parece tan lejana.
El Golpe de Estado de 1976 lo encontró en Mendoza, provincia en la que vivió cuatro años, trabajando en una estación de servicio y en obras de construcción. “Extrañaba mucho mi tierra, el clima, las comidas, el vino, me costaba mucho adaptarme y encima estalló el golpe, ¡cómo abusaban de los pobres!, ahí sí que la sufrimos, imaginate ¡extranjeros y pobres!”, relata mientras alimenta a su mascota.
De Mendoza se fue a San Luís y de ahí a Córdoba, en donde se instaló a trabajar en la construcción de la central atómica “Atucha I”. “Nos tenían prohibido ir al lago que estaba cerca de la central nuclear, andaba siempre un milico con bayoneta controlando que ninguno anduviera por ahí. Una tarde con Maya, uno que era de San Rafael, nos fuimos sin que se dieran cuenta y justo pasaba un avión que tiraba unos bultos al lago. Eran cadáveres, nosotros los vimos”.
“En el sur hay trabajo”, le dijeron. Huyendo de los abusos y en busca de una mejor vida Don Pinto emprendió un camino sin destino definido, pero con rumbo meridional
Así llegó a Bahía Blanca, a través de un anuncio en un diario. Pedían un carpintero y estuvo allí unos meses. Siguió hasta Choele Choel y Piedra del Águila, en donde fue obrero de la central eléctrica Alicurá. “Mi deseo era conocer Ushuaia, así que me fui a Bariloche a juntar unos pesos para poder cumplir mi sueño. Era el año ’83, empecé haciendo portones, y aquí me quedé, en esta misma casa que me prestaron. Sobreviví con changas, haciendo bajo mesadas y placares. El país estaba malo, no había trabajo.”.
Don Pinto mira el cielo y dice que va a llover. Ya es hora de cenar, se va a cocinar un estofado y a dormir temprano porque madruga. “Mañana tengo que hacer una poda de árboles, trabajo por mi cuenta, así me gusta a mí: anárquicamente, sin que nadie me controle ni me joda. Ya me cansé de eso, siempre el que menos sabe trabajar es el jefe”, dice entre risas y se mete en la cabaña.

martes, 21 de diciembre de 2010

Abrelatas urgente / La Argentina Originaria


Genocidios, saqueos y resistencias
Darío Aranda
lavaca editora, 2010
"El genocidio negado, el despojo de tierras, el silencio de los medios de comunicación y las acciones directas de las comunidades indígenas para hacer valer sus derechos. Son los ejes del libro periodístico donde los pueblos originarios dan testimonio del pasado y el presente, de injusticias y de luchas, de formas de vida ancestral que interpelan a las industrias extractivas, y gobiernos, que pretenden sus territorios".


editora@lavaca.org

Màs información:
http://lavaca.org/

lunes, 20 de diciembre de 2010

Por mirar tele




Por Facundo Cottet


Un pie primero, después el otro. Mirada rápida a los costados; atrás el resto de la gente. Delante nada. Entonces avanza, agarra a su mujer de la muñeca con la hija en brazos, lo sigue el otro, el de 5 años.
-Ya está acá nos quedamos.

After office de retiro, corbatas desenredadas y cervezas propias de un verano porteño. El celular le está sonando. Se prende la luz del teléfono una vez, vibra y suena. La vibración hace que la cerveza, la poca que queda, se mueva dentro del vaso;  el aparato grita desesperado y nadie le presta atención. El pulso de la música aturde a las mismas palpitaciones.
Ya es de noche, entonces tiene que saber la hora, mira el teléfono  y encuentra esa llamada perdida. No sabe de dónde viene, la devuelve apretando el botón verde.
-Te estuve llamando, le dicen desde el otro lado.
-Ah eras vos…decime.
-Se complicó, se nos fue de las manos.
-¿Y el jefe lo sabe?
-Me estás jodiendo pelotudo, mirá la tele. ¿Dónde estás?
Y así fue, en búsqueda de la pantalla más cercana, esquivo a unas chicas que ya estaban paradas al lado de sus mesas, y sin nada que identificara su lugar de trabajo. Se acercó a la barra, corrió para atrás el hombro de un pibe que salía de la facultad e intentaba pasar un buen rato con su nueva compañera y miró la pantalla.

El canal de noticias fue directo, y las novedades está vez no eran las mejores.
-¿Qué es lo que quieren?, insinúa curiosear el tipo que es iluminado artificialmente con el micrófono en la mano.
-Ya saben lo que queremos.
En el despacho suena el teléfono, el contestador anuncia una llamada, le deja paso a la voz del otro lado del teléfono, porque para comunicarse con esa línea primero hay que anunciarse frente a la misma máquina, y Ferriken es lo que dice el parlante. Ferriken es el secretario, y el que tiene la noticia.

-Tenemos los fierros, acá hay pibes, están las mujeres de muchos, tenemos los palos, acá somos todos argentinos…
No todos son argentinos, pero estos tipos juegan con eso. En territorio nacional pareciera que lo que corresponde es mostrar algo que proponga argentinismo, no hay lugar para el resto. Y si lo hubiese, el mecanismo siempre lo etiqueta. Entonces somos todos argentinos y punto.
Se despliegan las banderas, aparece una de Argentina otra de Paraguay.

-El problema se da porque la inmigración es incontrolable, en este país no se sabe quién entra, quién se va. Estudian, trabajan y cuando eso no pasa, porque el mercado laboral está saturado, ocurren estas cosas. Nosotros somos víctimas, responsables en parte, sí; pero antes que nada víctimas. Los vecinos no saben qué hacer y nosotros estamos con los vecinos.
Detrás de él corre una imagen gigante, de un tipo que riega el barro con la sangre que le sale de la cabeza, la tierra está ahora ensangrentada y eso argumenta.

-¿Te parece que se nos fue la mano?, yo no sé. Ahora los quiero ver, lindo quilombo le armamos. Estamos en las fiestas, la gente se pone sensible y encima esto, todo pintaba para que cerrar de diez pero ahora, ¿ya pasaron los diez años? Pregunta sonriente y consciente de saber la respuesta, mientras el rechinar de los dientes que cada tanto aparece le juega una mala pasada.

-Está empezando lo que creíamos, acá vamos a tener que llamarlos para que se dejen de joder.
-Pero la cuestión es si se quieren dejar de joder
-Te digo que sí, de esto nos tenemos que ocupar nosotros y  bajarle el tono o se complica en serio
-Ya está complicado, mirá los diarios, prendé la tele.
-Bueno la cuestión vamos a llevarla por este lado, avísale al de medios.

-El problema de fondo acá lo tiene el ingeniero, el ingeniero que no construye, una cosa de locos. A él es claro que no le interesan en absoluto estas personas.
Es cierto, no le interesan, no las concibe en su proyecto, porque los ingenieros  proyectan lo suficiente. Tienen planes, proyectos, maquetas, ideas. Eso hace a un ingeniero y si en un plano inicial no está, difícil es poder agregarlo, eso implica mucha negociación que nadie está dispuesta a dar.

Clara está cansada, tiene los pies mojados desde la mañana, quiso taparse con unas mantas bajo la chapa contra el árbol. Mientras el marido tiraba los hilos para hacerse de su espacio, bajo la llovizna.
Cuando baja la luz y con una tormenta amagando con caer, nadie queda. Es como el dicho de que las ratas le huyen al agua. Pero Clara con sus dos hijos están ahí, como muchos otros.
No alcanzan a poder dormirse y se oye el primer grito a lo lejos
-Pará hijo de puta. Se escucha un tiro, empieza a llorar una nena que aparenta tener cinco años, los ladridos de los perros mezclados con los gritos inundan el silencio, ese que era observado o vigilado por las espesas nubes.

Clara, Luis y sus hijos casi a la rastra salen corriendo, se cruzan al hermano de Clara a los veinte metros de carrera, agarran unas piedras y las tiran para donde antes dormían. Se le suma otro tipo, un albañil al que fuerza no le faltaba. Sin preguntarse cómo tenía una bomba molotov lista.
-Estos atrevidos no van a venir a agitarla acá. Dice defensivamente y arroja la botella encendida por el aire.
Llegan las sirenas, y con un cielo tendido desde un hilo mínimo, a punto de derrumbarse sobre las cabezas, se bajan todos.
Más tiros, la familia que se separa en la corrida y se pierde. Un piedrazo desde el aire le cae a la madre, se arrodilla con la cabeza bañada de rojo, se toca la herida y una linterna la cega, en ese momento se le cierran los ojos.

Al otro día los abre y se ve en la tele. La espera del otro lado de la puerta su familia y un señor trajeado que no para de hablar por teléfono al lado de Luis. El marido está asustado y refugiado en la figura del tipo de corbata. Unos metros a la derecha en la sala de espera hay una pareja mirando el diario, pero Héctor saber quiénes son y porque están ahí; también lo sabe el que encarna el personaje del ángel trajeado. Pero prefiere seguir el juego. Él llegó primero y tiene la mano a su favor sólo por eso. No pasó lo mismo con el hermano de ella ni con la otra familia, ellos fueron de los otros y nadie se enteró de su porvenir final, sólo los que debían.

Clara y su familia terminaron en Catamarca. A la  hora de la merienda de los chicos, cuando vienen de la escuela prenden el televisor que muestra el obelisco, puerto madero y la plaza de mayo. Entonces el hijo más grande, con bigotes de leche le pregunta todos los días al padre de familia cuando van a ir, para conocer la gran capital.
        




sábado, 18 de diciembre de 2010

La Repartija de almas


Por Santiago Portiglia


-“No es por discriminar pero si necesitan casa que se vuelvan a Bolivia. No es porque sean negros de piel, son negros de alma. Además con qué derecho ocupan un espacio que es de todos y encima como premio les dan un plan de vivienda y a mí que pago mis impuestos nadie me da nada. Si quieren venir acá que cumplan las leyes, que paguen los impuestos, que laburen. Se piensan que las cosas se consiguen haciendo quilombo, pero no señor, las cosas se consiguen laburando.”

No sé si esta frase existió tal cual en la realidad, pero los elementos que la componen seguramente fueron escuchados o incluso pronunciados por usted en los últimos días. Podríamos decir que es en rasgos generales lo que Max Weber define como un tipo ideal. Nos detendremos en cada argumento, pues para demostrar la justeza del razonamiento de buena parte de la clase media argentina.

1-      “Si necesitan casa que se vuelvan a Bolivia” razonamiento que implica la concepción de una Argentina para los argentinos. ¿Pero qué somos los argentinos? ¿Qué es la argentinidad? La argentinidad es una construcción histórica que se montó sobre la base de la inmigración, y no como, esperaban sus ideólogos del siglo XIX, de la inmigración técnicamente capacitada de los países anglosajones sino con el aporte fundamental de los “proles” que escaparon del hambre de la Europa pobre. No vinieron los ingenieros ingleses ni los químicos alemanes, sino los gallegos, tanos, turcos, judíos, polacos de profesión buscavida. Argumentará el ciudadano de bien que está bien, que bueno, que nuestros abuelos eran pobres pero que el problema es que estos nuevos inmigrantes son negros, pero ojo, no es que sean negros de piel, son negros de alma. La caracterización toma aquí un carácter surrealista. La humanidad se dividiría entonces de acuerdo a la repartija de almas que a cada uno le toco en suerte en “gente como uno” y “negros”. La conciencia del buen vecino queda entonces en paz, ya no está discriminando sino simplemente haciendo referencia a una verdad metafísica incontrastable. Y sí señora, las cuestiones de fe son así.

2-      “Con qué derecho ocupan el espacio público”, todo bien con que sean negros pero por qué lo tienen que andar mostrando y arruinando el baldío de yuyos altos que decoraba el paisaje cotidiano de la gente de bien. Una cosa es la libertad señora, pero usted sabe muy bien que una muy distinta es el libertinaje. Encima como premio les dan un plan de vivienda que usted paga con sus impuestos. Esto es un viva la pepa. Sin embargo el sistema impositivo argentino tenía prevista la invasión de negros y como barrera diseño el IVA. Este impuesto que es el más alto del país (21%) lo paga el negro al igual que usted señora cuando va al mercadito a comprar un paquete de arroz o medio de picada. Con la diferencia de que por lo ajustado de su situación el negro destina la totalidad de sus ingresos al consumo, es decir que aporta al estado el 21% del total de lo que le ingresa por mes. Mientras usted más ahorra señora, menos paga de IVA en términos porcentuales así que respire, la justicia divina existe y el negro paga más impuestos que usted (un detalle usted paga más que Ricardo Fort, pero bueno, el no es negro y sale en la tele así que el equilibrio universal está garantizado).
3-     Por último “las cosas no se consiguen haciendo quilombo, sino laburando”. Usted señora seguramente tiene vacaciones, trabaja un número determinado de horas, tiene cobertura médica, es decir es una persona como uno. Seguramente también es conciente que esto es así porque su abuelo se mató laburando, y en parte esto también es cierto, pero también es cierto que trajeron los sindicatos y las huelgas, el marxismo y el anarquismo, hicieron quilombo y grande al punto tal que se decretó la ley de residencia para rajar a todos aquellos que no podían fusilar. Por estos pagos corrió sangre de nuestros abuelos para que usted tenga vacaciones y labure ocho horas. Flor de quilomberos los viejos y tan decentes que parecían. Por suerte ahora los patrones son buenos y si uno se esfuerza puede crecer en la empresa y cobrar un cuarto de lo que el cobra. Claro está que usted seguirá trabajando ocho horas y un poco más si es muy olfa y su jefe con suerte pasará un rato a controlar, pero bueno, con suerte usted tendrá algún negro a su cargo, más no se puede pedir, a su jefe en la repartija de almas le tocó la misma que a Ricardo Fort.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Crónicas III



 Festival por Mariano Ferreyra

Contra la represión, por la verdad y la justicia 
 

Por Josefina Garzillo 
Fotografía: Sofía Marcos



No pasó y no pasará. A un mes y 3 días del asesinato de Mariano Ferreyra, más de 50 mil personas se reunieron en el festival organizado por la FUBA en Plaza de Mayo.
En repudio a la patota sindical que mató a Ferreyra, que llevó al coma a Elsa Rodríguez y reprime la lucha de miles de trabajadores y estudiantes.
Juan Subirá, Karamelo Santo, Alika y La Nueva Alianza, Choque Trueno, Piola Vago, La Resina, Onda Vaga, Las Manos de Fillippi, Calle 13 y Damas Gratis se subieron al escenario a reclamar por esclarecimiento y justicia.

Temprano, cuando la plaza ya desbordaba por sus cuatro costados, se veían llegar caminando por diagonal norte a nuevas multitudes para sumarse al festival.
Decir ¡Basta! es lo justo y urgente.
¡Basta! fue la palabra hecha eco desde Plaza de Mayo... “Basta de burocracia sindical asesina, de  la represión a las luchas sociales, por juicio y castigo a todos los responsables”... fueron los pronunciamientos desde el escenario, apoyados por los de abajo.  
“Ya somos más de 50 mil en la plaza, en su mayoría somos jóvenes, estudiantes y trabajadores  y nos estamos cuidando solos. No necesitamos de tu policía”

Entre el cierre del recital de Onda Vaga y el inicio de Calle 13 pasó más de una hora. Los puertorriqueños su subieron al escenario agradeciendo a la multitud la presencia y la lucha, y disculpándose por no haber podido llegar antes. “Estamos hoy acá para reclamar que se esclarezca el asesinato de Mariano Ferreyra. El era un estudiante. Debemos seguir su camino. Hoy la revolución pasa por la educación, por ella también tenemos que luchar. Necesitamos buenos profesores... Hay que reclamarle a los gobiernos que además de construir tantos edificios construya educación.” expresó René Residente, voz de la banda, antes de enarbolar su bandera ideológica con Calma Pueblo.

A las 23.30 con su ya histórica proclama Los métodos piqueteros,  se presentaron Las Manos de Filippi, seguidas por Damas Gratis y un Lezcano -como siempre- más comprometido que mucho rockero. “Antes que nada quiero un fuerte aplauso para todos los que organizaron esto y para Mariano que desde algún lado nos está mirando. Queremos decirle que acá está todo el pueblo argentino reunido hoy en Plaza de Mayo. Otra vez aplaudamos el trabajo de ellos, eso hizo que estemos acá, nosotros sólo vinimos a tocar”
    
Las bandas tocaron un promedio de 5 temas, en donde cada una -y fiel a sus formas- aprovecharon para rendir homenaje a la lucha de Mariano. La agrupación audiovisual “El Ojo Obrero” proyectó un video-documental sobre su vida, los hechos del 20 de octubre y declaraciones de compañeros y amigos a través de las pantallas gigantes que estaban dispuestas en distintos puntos de la Plaza; donde también se transmitió el apoyo de varios figuras como Tévez, Soledad Villamil, Leonor Manzo, Julieta Díaz y Manu Chao, con su mensaje “Aguante Siempre”. En la plaza estaba también Radio Rebelde, con su estudio montado en la calle, trasmitiendo en vivo la jornada.


El sindicato lame sus propias botas

La burocracia sindical es dueña de las empresas que contratan tercerizados.
Son los que cobran y tiran a matar. Tiran a matar para poder cobrar.

El pasado 20 de octubre trabajadores tercerizados del Roca reclamaban el pase a planta, apoyados por distintas organizaciones sociales, cuando la burocracia sindical de la Unión Ferroviaria, con la complacencia policial, asesinó a Mariano e hirió a otros de sus compañeros del Partido Obrero que acompañaban la protesta, entre ellos Elsa Rodríguez con continúa en coma.

La edición del 18 de noviembre del diario del Partido Obrero denuncia que ya son 7 los detenidos por el asesinato de Mariano. Ni Pedrazza, ni su adjunto Juan Carlos Fernández, quien aprobó por escrito el ingreso de la patota armada y del principal sospechoso del asesinato. Son 7. Ni Pedrazza, ni las principales personas que avalaron el asesinato.

“Hay poca comida, pero hay muchas balas / Hay poca gente buena, por eso hay muchas balas. Hay quienes asesinan y no dan la cara / Hay poca educación, hay muchos cartuchos/ Cuando se lee poco, se dispara mucho / El diálogo destruye cualquier situación macabra, antes de usar balas disparo con palabras...” “Los problemas no se dan por sentado y más cuando el abuso es por parte del estado” Calle 13



lunes, 22 de noviembre de 2010

Notas de Pie II


Al final de la rueda de prensa del festival de Cannes, en 1985, la guionista de La Historia Oficial declaraba: "El cine está un poco distribuido por zonas. Las zonas siniestras hablan de su siniestro, las zonas de paz se permiten el lujo del arte y de la metafísica. Nosotros les dejamos la metafísica a Bergman. Nosotros, que estamos amenazados, perseguidos, disminuidos, nosotros los latinoamericanos, tenemos que hablar de lo que nos amenaza, de lo que nos disminuye o nos persigue...” 

Palabras que vienen a hablar de lo mismo que "Ejército Despierta" de Alika, artista que mañana se  presentará junto a Las Manos de Filippi, Damas Gratis, Karamelo Santo, Onda Vaga y Juan Subirá en el Festival organizado por la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) y el MUR (Músicos Unidos por el Rock) en repudio al asesinato de Mariano Ferreyra.

El ciclo es en Plaza de Mayo y  arranca a las 16hs





Poesías Nuestras


Lo que sucede en la noche 

Habrá un alarido en la noche,
un grito más perdido en medio de una ciudad dormida,
sincronizando tal vez con un motor que enciende,
un orgasmo a oscuras,
una tv frenética de zapping,
un sonámbulo que no para de llorar lo que de día no recuerda,
una mujer pariendo en la cocina,
una fiebre repentina,
un llamado,
un muerto de alcohol matando su noche en una puerta ajena

ciudad, cuadrado contenedor de sueños insomnes

combustible, el viento, marihuana,
una muerte súbita en medio del sueño,
unas copas muriendo de risa, un disparo sordo.

Como sucede con todo frasco,
el cuerpo es incertidumbre,
motor de toda auto desconfianza.
(el vidrio es muy resistente...
...hasta que se resbala de unas manos)

¿cómo no habría de suceder todo esto en la noche,
con tanto frasco hostil
esterilizado
antioxidado, lleno de calcio
entre tanta ausencia de la ciencia que nos ratifique un dios,
entre tanto narcótico ilegal,
entre tanto cuerpo dormido o despierto
pero siempre aterrado?

Se buscan respuestas en un alarido,
en las tarjetas de plástico, la TV, y un asfixiado acelerador,
en la calefacción central de un dos ambientes sin hipoteca,
en el decorado del propio frasco,
un disparo, un hijo, un orgasmo.

se buscan respuestas a falta de certificadores del clero,

alivia el caos, taciturna, la respuesta
ella, nuestro supremo narcótico

respuesta:
narcótico,
dios:
narcótico.


Josefina Garzillo

Ilustración: Veronica Dominguez Sanchez,
una chica oriunda de Bilbao, España, que hallé por google

Crónicas Viajeras I


Nueva Zelanda
 Principio de incertidumbre

Por Gilda Selis

-¿Te ayudo? Me parece que estás en problemas… 

Miré hacia abajo, a mis manos, donde estaba el problema. Esas miles de piezas destartaladas eran mi celular; se me había caído desde una escalinata y ahora parecía un rompecabezas para armar. Gruñí con mala gana. Había tenido un mal día. Él tenía razón. Mi torpeza era inaudita. Su mano blanca tomó el aparato, hizo malabares y en pocos segundos volvió a ser mi querido Vodafone. 

Nunca lo había visto en el micro, aunque siempre hacía el mismo recorrido. Me subía a las ocho de la mañana para ir a la ciudad y a las seis de la tarde para volver a mi casa, ubicada en North Shore que quedaba cruzando un puente. Muchas veces los pasajeros eran los mismos, la misma rutina cada día. Conocía a Joe, el conductor de Samoa, que con un inglés a lo Tarzán me contaba que vivía muy bien económicamente en Nueva Zelanda pero que odiaba la rutina; extrañaba su país donde solía pescar seguido. También estaba Anne, una estudiante canadiense de intercambio que se sentaba siempre en el último asiento del lado de la ventanilla izquierda. A la familia Waills también la veía durante los días de semana. Estaba compuesta por Sue, una mujer rubia y elegante; John, su marido ejecutivo que iba a trabajar en las oficinas de Victoria Street, y el niño Matt, de nueve años, que bajaba primero en la escuela de Birkdale.

Pero a él no lo había visto nunca. Le agradecí por su gesto amable. Me sonrió. Era un joven recién rapado pero por las espesas cejas se notaba que era rubio. De ojos celestes, tenía una mirada especial, frágil, que me dejó pensando. Era nacido en Escocia pero fue criado desde chico en tierras maoríes. Llevaba una musculosa blanca; era verano y hacía mucho calor. Su sonrisa tenía un dejo de ingenuidad y sencillez.


  -Mirá qué hermoso atardecer- dijo señalando a través de la ventana del micro. Un sol anaranjado se reflejaba en el agua cristalina donde cientos de veleros estaban anclados uno al lado del otro.
-Como una postal- contesté admirada por el paisaje.
Se tomó el atrevimiento de tomar mi mano. No me lo esperaba, pero fue con delicadeza.
-Me gusta tu anillo, ¿qué significa?- me preguntó con curiosidad.
Le conté que eran mis iniciales y que me lo había regalado mi abuela cuando cumplí 15 años. Aproveché la oportunidad para presentarme. Él se llamaba Benjamín y tenía 24 años.
-Es hermoso. Me gustan mucho los anillos- dijo entusiasmado. Al instante, me mostró el suyo, una libélula de plata de gran tamaño que resplandecía con una tonalidad metálica.
-Soy orfebre. Estoy trabajando en esto ahora.
Sacó un viejo cuaderno de su mochila y en sus páginas había un dibujo realmente alucinante. Era el paisaje que acabábamos de ver, aquella postal del puerto; me miró con complicidad.

Se dio cuenta que era extranjera y me preguntó por mi vida, difícil tarea la de resumir en un recorrido de treinta minutos y a un desconocido. Le hablé sobre mi país, de mis estudios de periodista y mi afición por la fotografía y los viajes. Deseó con simpatía que algún día le pudiera sacar fotos a sus obras de arte.
Ben amaba la naturaleza y soñaba algún día con comprar una casita en el campo para vivir con su hijo de dos años. Cuando hablaba de él, el rostro le cambiaba completamente, aparecía una sonrisa brillante de anhelo y protección. El hijo no vivía con él; admito que me intrigó el motivo pero no pregunté.

Me quedé mirando su brazo izquierdo, un tatuaje tumbero. Aunque desvié la vista rápidamente, Ben se dio cuenta.
-Es una larga historia. Soy adicto desde chico, estoy tratado de salir. Mis dibujos me ayudan. A mi hijo lo estoy empezando a ver más seguido, este fin de semana lo voy a llevar a Takapuna, una playa cercana ¿Conocés?- comentó mientras guardaba el cuaderno de dibujos. Le sonreí y afirmé con la cabeza.

Ya estaba llegando a la rotonda de Birkdale donde debía bajarme. Éramos pocos los que aún quedábamos en el bus. Parecía que iba a llover, lo que no era raro en Auckland. Deseé haber vivido más lejos para continuar la charla, me había cambiado el humor y no se trataba de un encantamiento amoroso para nada.
-Adelante, vos primera- Él también se bajaba en la misma estación. Saludé a Joe, a quien vería al día siguiente.
Benjamín hizo un chiste con mi celular y nos despedimos en direcciones opuestas. Caminé lentamente cuando unas gotas de lluvia empezaron a mojarme y aceleré el paso. Me di vuelta para verlo partir. Pensé que no lo iba a volver a ver.

A la mañana siguiente, a las ocho en punto como siempre tenía que estar en la parada del micro que me llevaba a la ciudad. Como llegaba tarde corrí las cuatro cuadras en subida. Con la respiración entrecortada, tenía los cordones desatados, el pelo enmarañado y la mochila abierta y revuelta. Una cara conocida se rió de mi deplorable estado. Me sorprendió ver a Ben; a él también lo se alegró.

Nos sentamos en los asientos de atrás y conversamos todo el viaje. Me preguntó cómo había pasado aquella noche tormentosa; no había podido pegar un ojo y eso que soy de las personas que aman dormir con lluvia. Me habló de un té que él tomaba cuando lo aquejaba el insomnio. Le sucedía seguido. “No es nada raro, un simple té” me dijo riéndose tímidamente. Le alcancé un papel para que me lo anotara porque no le entendí la pronunciación. “Camomile”, dije en voz alta, lo voy a probar. Cuando busqué la traducción resultó ser té de manzanilla.
Del otro lado me había anotado su mail. Le había contado que al día siguiente me iba de la ciudad, continuaba mi viaje en la isla sur.
-Para que me escribas cuando llegues a tu país.
-¡Queen y Victoria Street!- gritó el conductor de la empresa Birkenhead.
-Acá me bajo. Te escribo y seguimos en contacto.
-Dale, yo sigo unas paradas más, voy a Parnell a vender mis anillos.
Le deseé suerte, él buen viaje y nos despedimos. La tormenta había desaparecido y parecía que al mediodía surgía de nuevo ese sol radiante de marzo.

Un mes después, cuando volví a Argentina, le escribí como había prometido. Me contestó a los dos días. Se acordaba de mí, la chica del micro. Le pregunté por su hijo y sus diseños. Me contó de aquel fin de semana en la playa, donde se habían bañado en el agua y comido tarta de kiwi. Unos nuevos modelos lo tenían ocupado por aquellos días y tenía pensado entre sus nuevos proyectos volver a estudiar. Se ofreció a ayudarme a practicar el inglés y quería aprender “argentino”. Intercambiamos novedades, canciones y fotos. Pero desde aquel último mail de abril no supe más nada de él.

En algún rincón lejano, una libélula se posa sigilosamente sobre una caña, levanta sus alas largas y delgadas y despega vuelo en dirección sur.

Crónicas I

Imagen: Verónica Gregorini

La Plata cumplió años. Como siempre habría fuegos artificiales, personajes reconocidos sobre el escenario y bastante menos alegría para los que estaban detrás de bambalinas del natalicio Nº128.
Las 8 bandas platenses sufrieron más de 3 revoleos de horarios por parte de la organización, que no sólo retrasó dos horas la apertura, sino que intentó que éstas toquen apenas 15 minutos, de los primeros 30 prometidos, para dejarle lugar a Gustavo Cordera, que llegaba desde la capital con infulas de vedette estrella. 
Para leer la crónica publicada en letercermonde: click aquí


viernes, 19 de noviembre de 2010



Jornadas de Lucha por Mariano Ferreyra

A partir de hoy y durante los días 20, 21 y 23 de noviembre se desarrollarán una seria de jornadas de lucha exigiendo juicio y castigo para los responsables materiales e intelectuales del asesinato de Mariano Ferreyra. La represión de aquel día también dejó a muchos compañeros heridos, entre ellos Elsa Rodríguez que continúa en coma.

A un mes del asesinato de Mariano Ferreyra organizaciones de derechos humanos, en conjunto con la  CTA Mesa Nacional -sector Micheli- y la CTA Capital, la Fuba, la AGD-UBA convocan a una movilización este viernes 19 desde  la estación Constitución a Plaza de Mayo.

El sábado,  a las 13.50hs el Partido Obrero organizará un acto en el mismo lugar y hora en que asesinaron a Mariano.  Hablarán trabajadores ferroviarios, amigos y compañeros de militancia de Mariano y familiares de Elsa. Luego, se descubrirá una placa en homenaje a su lucha, y se marchará hacia el Hospital Argerich, para brindarle un fuerte apoyo a la compañera Elsa Rodríguez.

Para el domingo 21 la CTA Regional Rosario planea un festival con bandas en vivo, en 27 de Febrero y Laprida, Monumento al Che, desde las 17. 

El martes 23 la FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) y el MUR (Músicos Unidos por el Rock) desarrollarán otro ciclo en reclamo porque se investigue y encarcele a los responsables. Además, la AGD-UBA junto a los centros organizarán "un día de luto" en toda la UBA, desplegando banderas negras en las fachadas de cada facultad con la convocatoria a la marcha.

Exigimos:
Juicio y castigo a todos los responsables materiales y políticos del crimen de Mariano y de la tentativa de homicidio contra Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre y demás trabajadores / Reincorporación de los ferroviarios despedidos / Pase a planta permanente, inmediato y sin condiciones / Basta de precarización laboral / Investigación y destitución de las jefaturas policiales involucradas en los hechos / Libertad y democracia sindical / Reconocimiento de las comisiones internas y cuerpos de delegados como genuinos representantes en los conflictos / Elección desde la base de las comisiones ejecutivas de los sindicatos y centrales sindicales / Respeto a la voluntad de los afiliados, sin fraudes ni patotas.

¡Mariano Ferreyra, Presente!


Fuentes

Indymedia


Notas de pie I

Esa Plaza no es la nuestra

“Y tu cabeza está llena de ratas”

Por Josefina Garzillo

Cosas que no sorprenden en el detrás de escena del festejo del natalicio platense, pero que a esta altura ya ni siquiera duelen, rompen las pelotas...

La agenda del 128º aniversario anuncia que son diez las bandas locales que van a  pisar el escenario de Plaza Moreno. Si, hasta ahí vamos “más o menos bien”. 10 bandas tocando en unas enfrascadas 5 horas ante un público de 10.000 personas. “Si pibe, no lo vas a gradecer, te van a ver las 10.000”
Mirar, zappinear con la música, fugacidad a cambio del esfuerzo.
En estos momentos (a dos horas de que arranque la perorata que culminará con fuegos artificiales) el concepto de “pisar” parece una chicana de quien escribe, porque si... la intención de último momento es que cada banda toque 15 MINUTOS. Rapidito, toco y me voy, luego bajo y agradezco, ¿no? Que no me hayan visto ni escuchado tus 10000 personas.

“Cordera iba a tocar a las 21 en La Plata, pero cambió el horario y trató de que se suspenda a las bandas locales porque tiene otro show. El productor quería que las bandas locales tocaran 15 minutos. "¿Cuándo tocaron para tanta gente ustedes?", chicaneaba. Al final Cordera toca a las 19, cobra 80 lucas y se va a dar ot ...ro concierto a Buenos Aires... LA ARGENTINIDAD AL PALO!” Miguel Graziano

A las dos de la tarde las bandas se reúnen en la Plaza para decidir juntas qué es lo que van a hacer en medio de la fantochada del último minuto. Quien pueda acérquese.

A través de facebook uno de los músicos echa luz sobra la situación: “Capaz Cordera está celoso porque a Fito le pagan 300 lucas. El tema es que somos 8 bandas, casi 50 personas, con diferentes historias. Algunos nunca tocaron para más de 100 personas y otros tocaron para 50 mil.  Nos juntamos a las 2 de la tarde a hablar. Tocamos todos o no toca nadie. Denunciarlo, lo vamos a denunciar. Y vamos a meter toda la presión que podamos porque las cosas se hagan por las buenas. Quince minutos por banda es una falta de respeto al público. Las palabras del productor son una falta de respeto al público. La onda es que comulguemos todos juntos, si se puede hacer, mejor. Sino, habrá que preparar para el año que viene la AntiPlaza”.

¿Este es el festejo con el que vamos a bailar?.
¡Basta de manoseo al esfuerzo colectivo!
Si las cosas no se solucionan,
Esa plaza no puede ser la nuestra

Difundí esta información, copiá y pegala, hacela llegar.
Del micrófono del escenario principal ya no podemos esperar nada.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Reflexiones y Debates III


Carta abierta a un pelotudo
(pero para esos que pueden darse cuenta)
Santiago Portiglia


“Están tan ciegos los de la oposición - por ambición personal o lo que sea - que no ven la enorme masa de gente que quiere un país de ciudadanos, de gente que viva dignamente y sin miedos del fruto de su trabajo? No pueden acordar un mínimo programa que contemple esto y así enfrentar a este proyecto de país totalitario y corrupto? O por lo menos, no hay ninguno con h. para enfrentarlos en serio?”

Comentario de un lector de La Nación online (jpassarin) del día 12/11/2010

Se que lo que voy a escribir no es políticamente correcto, pero me irrita el sentido común de la clase media. Me molestan las frases pelotudas del tipo de “la libertad de uno termina cuando empieza la del otro”, o “una cosa es libertad y otra libertinaje” o la detestable “Quiero crecer en la empresa”. El pelotudo practica su arte con cotidianeidad cuando toma un café con sus amigos, cuando intenta “levantarse una mina”, cuando reflexiona sobre el piquete que le hace perder el presentismo o cuando discute con su ex sobre el régimen de visitas de los nenes. Estos son los dramas existenciales que lo aquejan.
        Sin embargo, un día,  por alguna extraña razón (que se yo, una alineación planetaria de esas que se dan cada mil años) el pelotudo lee el diario. No ya los chistes o la sección de espectáculos para saber a qué hora pasan “El día después de mañana”, sino que lee el diario y descubre que tiene un extraordinario poder de indignación. Pero este poder de indignación tiene una particularidad. El pelotudo se indigna en abstracto y lateralmente. Se indigna por la anécdota y no por el problema central. Y como todo pelotudo tiene un director técnico y un politólogo adentro, el problema de la selección es que “no se pone lo que hay que poner” y el problema de la argentina es que los políticos “están ciegos” o “son corruptos”. El síntoma se confunde con la causa.
       Este espécimen vive eternamente en el primer momento de la dialéctica. Está rodeado de conceptos que repite sin entender acabadamente. Su vida es un eterno “universal abstracto”. No tiene alma de buzo. No le gustan las profundidades, pero aprendió a hacer la plancha y a usar el snorkel en un viaje de esos que hizo al norte de Brasil en los ‘90. Se piensa que es vivo, se piensa que es libre, que el pobre es vago, que el negro es chorro y que el proyecto de la URSS consistía en crear un superboxeador a base de anabólicos para que matara a Apolo y fuera vencido Luego por Rocky (no le pidan que vea la metáfora, compleja por cierto si nos acordamos de las barras y estrellas del pantaloncito del héroe).
      Igual no se me asusten, todos fuimos medio pelotudos alguna vez. El desafío consiste en experimentar la incomodidad de dejar de serlo. El sacudón es para los que se están empezando a dar cuenta, a los otros no tengo más que mandarles un beso.

martes, 16 de noviembre de 2010

Frases Celebradas II

Manifiesto / Nicanor Parra
Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.


Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.


A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas. 


Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.


Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.


Este es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.
Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.


Nosotros repudiamos
La poesía de gafas oscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada. 


Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es otra cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.


Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.


Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

 
Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago. 


¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.


Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo.