sábado, 18 de diciembre de 2010

La Repartija de almas


Por Santiago Portiglia


-“No es por discriminar pero si necesitan casa que se vuelvan a Bolivia. No es porque sean negros de piel, son negros de alma. Además con qué derecho ocupan un espacio que es de todos y encima como premio les dan un plan de vivienda y a mí que pago mis impuestos nadie me da nada. Si quieren venir acá que cumplan las leyes, que paguen los impuestos, que laburen. Se piensan que las cosas se consiguen haciendo quilombo, pero no señor, las cosas se consiguen laburando.”

No sé si esta frase existió tal cual en la realidad, pero los elementos que la componen seguramente fueron escuchados o incluso pronunciados por usted en los últimos días. Podríamos decir que es en rasgos generales lo que Max Weber define como un tipo ideal. Nos detendremos en cada argumento, pues para demostrar la justeza del razonamiento de buena parte de la clase media argentina.

1-      “Si necesitan casa que se vuelvan a Bolivia” razonamiento que implica la concepción de una Argentina para los argentinos. ¿Pero qué somos los argentinos? ¿Qué es la argentinidad? La argentinidad es una construcción histórica que se montó sobre la base de la inmigración, y no como, esperaban sus ideólogos del siglo XIX, de la inmigración técnicamente capacitada de los países anglosajones sino con el aporte fundamental de los “proles” que escaparon del hambre de la Europa pobre. No vinieron los ingenieros ingleses ni los químicos alemanes, sino los gallegos, tanos, turcos, judíos, polacos de profesión buscavida. Argumentará el ciudadano de bien que está bien, que bueno, que nuestros abuelos eran pobres pero que el problema es que estos nuevos inmigrantes son negros, pero ojo, no es que sean negros de piel, son negros de alma. La caracterización toma aquí un carácter surrealista. La humanidad se dividiría entonces de acuerdo a la repartija de almas que a cada uno le toco en suerte en “gente como uno” y “negros”. La conciencia del buen vecino queda entonces en paz, ya no está discriminando sino simplemente haciendo referencia a una verdad metafísica incontrastable. Y sí señora, las cuestiones de fe son así.

2-      “Con qué derecho ocupan el espacio público”, todo bien con que sean negros pero por qué lo tienen que andar mostrando y arruinando el baldío de yuyos altos que decoraba el paisaje cotidiano de la gente de bien. Una cosa es la libertad señora, pero usted sabe muy bien que una muy distinta es el libertinaje. Encima como premio les dan un plan de vivienda que usted paga con sus impuestos. Esto es un viva la pepa. Sin embargo el sistema impositivo argentino tenía prevista la invasión de negros y como barrera diseño el IVA. Este impuesto que es el más alto del país (21%) lo paga el negro al igual que usted señora cuando va al mercadito a comprar un paquete de arroz o medio de picada. Con la diferencia de que por lo ajustado de su situación el negro destina la totalidad de sus ingresos al consumo, es decir que aporta al estado el 21% del total de lo que le ingresa por mes. Mientras usted más ahorra señora, menos paga de IVA en términos porcentuales así que respire, la justicia divina existe y el negro paga más impuestos que usted (un detalle usted paga más que Ricardo Fort, pero bueno, el no es negro y sale en la tele así que el equilibrio universal está garantizado).
3-     Por último “las cosas no se consiguen haciendo quilombo, sino laburando”. Usted señora seguramente tiene vacaciones, trabaja un número determinado de horas, tiene cobertura médica, es decir es una persona como uno. Seguramente también es conciente que esto es así porque su abuelo se mató laburando, y en parte esto también es cierto, pero también es cierto que trajeron los sindicatos y las huelgas, el marxismo y el anarquismo, hicieron quilombo y grande al punto tal que se decretó la ley de residencia para rajar a todos aquellos que no podían fusilar. Por estos pagos corrió sangre de nuestros abuelos para que usted tenga vacaciones y labure ocho horas. Flor de quilomberos los viejos y tan decentes que parecían. Por suerte ahora los patrones son buenos y si uno se esfuerza puede crecer en la empresa y cobrar un cuarto de lo que el cobra. Claro está que usted seguirá trabajando ocho horas y un poco más si es muy olfa y su jefe con suerte pasará un rato a controlar, pero bueno, con suerte usted tendrá algún negro a su cargo, más no se puede pedir, a su jefe en la repartija de almas le tocó la misma que a Ricardo Fort.

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